XAVIER MESA

Si el pintor mexicano Xavier Mesa hubiera formado parte del movimiento determinado como realismo mágico a mediados del siglo XX, sin duda habría sido considerado uno de sus exponentes más importantes. La entelequia introyectada en su obra es capaz de transportar a los que la observan al interior de una atmósfera tan extraña y exuberante que por su simpleza podría confundir y hacer pensar que lo que se encuentra ahí es un escenario más de la vida cotidiana.

En su obra existe el deseo de transmitir -sin mayores evocaciones- un contenido moderno y actual, pues elabora un discurso de la propia realidad. En su obra combate lúdicamente concepciones originadas en el sentido común del espectador provocando no sólo la sensibilidad, sino también incitando a la inteligencia de su obra.

Nos deja con el extraño sabor de la incógnita atascada en la garganta y con un placer visual que nos
recuerda un poco al belga René Magritte con la satisfacción de la renovación y no el pesar de la imitación. Sabe que el arte debe explicarse a sí mismo, aunque en ocasiones la explicación radica en el no saber cuáles son las palabras justas, o quizá, el no existir las palabras necesarias.